Pozo público de la calle de los Perolers (siglo XX)

Hasta la llegada del agua corriente a los hogares, las familias debían conseguir el agua potable de fuentes y pozos como éste. Antiguamente había un oficio vinculado a los pozos y fuentes públicas, el de aguador o aguadera. Eran las personas que trajinaban agua para venderla. Este oficio duró hasta principios del siglo XX y era habitual sobre todo en las ciudades, donde provistos de un animal de carga transportaban agua en cántaros y la ofrecían a la población.

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