La construcción de la muralla (segles XIV-XV)

Las murallas servían principalmente para defender, pero también para demostrar fuerza e independencia política; jurídica, ya que separaba los proscritos a extramuros; fiscal; conformaban un límite físico; y, por último, servían como ornamento.

Eran construcciones que debían durar y ser resistentes. Tenían un espesor considerable, sobre todo en la base. La técnica constructiva solía ser siempre la misma: dos lienzos paralelos, uno interior y uno exterior, formados por piedras o sillares grandes unidos con mortero de cal y, el espacio entre lienzos se rellenaba de piedras más pequeñas y tierra. La parte superior de las murallas normalmente era más delgada y ligera y a menudo podía acabar con un parapeto de madera, que es por donde pasaban los soldados durante la ronda.

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